"La imagen de Musuk Nolte lleva este hálito metafísico, no porque provenga de un proyecto poético prefigurado por el artista; en ella se percibe más bien el movimiento del otro fotografiado que impregna la producción de la imagen, que la dota de un sentimiento y una visibilidad mística. Una mística no aérea, sino terrena, casi un efluvio de las raíces y del agua. Un efluvio bio-antropológico. En La cámara lúcida Barthes habló de la condición del sujeto fotografiado deviniendo en “subjectum”, en un peculiar sentido: ser parido por la cámara; así el sujeto se formaría, emergería de una suerte de nada visual en la superficie icónica fotográfica (Barthes, 2009). La fotografía de Musuk muestra otra posibilidad: aquella en que la imagen es parida por la condición bio-cósmica de su sujeto. Es la alteridad que asoma en ella la que gesta esta otra imagen, esa imagen mítica-real que rebasa el documentalismo y busca una condición propicia para dar cuenta de la realidad enriquecida que constituye el mundo que ahora nos abre a la conciencia".
Diego Lizarazo